Año Mariano
10/01/2013   Lecturas: 5.070

Catilina

Una colleja, una toba, un pestorejazo, un sopapo... Necesitamos algo que nos despierte del macilento letargo que nos envuelve. Porque vamos directos al abismo. Votar a Mariano Rajoy en 2011 no fue suficiente, al contrario, ha sido contraproducente. Porque Mariano, en vez de dedicar sus esfuerzos al beneficio del pueblo español, ha dedicado el año a barrer bajo la alfombra la mierda acumulada durante décadas de régimen social-juancarlista, perpetuado por una derecha acomodaticia, cuyo resultado es una ruina moral, material y política que nos enfrenta al desastre.

Más que de 5,5 millones de parados, Mariano Rajoy se ha preocupado de sí mismo: que Europa no nos interviniera y le quitase de la presidencia para colocar un técnico (como en Italia) Así que su única obsesión ha sido la contención del déficit (que los socialistas habían dejado un 50% por cima de lo declarado a Europa) y la rebaja de la prima de riesgo. Para ello, ha esquilmado a los españoles hasta llevarnos a uno de los mayores esfuerzos fiscales del orbe, y se ha comido la financiación de empresas y familias, destruyendo puestos de trabajo por cientos de miles, hasta extenuar a un país absolutamente parado. A este canalla la ruina rampante de los españoles le ha preocupado poco –por no decir nada-. Le ha obsesionado que la marrana siga subida al mostrador y la pocilga no se hunda.

Hiede a mierda todo lo que rodea a los partidos que se han repartido el pastel en España estos cuarenta años que sufrimos los cuarenta años. Con un poco de suerte, esta España aletargada se despierta algún día y al grito de ¡nunca más! deja de regalar su voto a estas organizaciones de ladrones y profesionales -PSOE-IU y PP, CCOO y UGT- para depositar su confianza en formaciones renovadas, sin contaminar, con ideologías correspondientes al siglo XXI y no al XIX. España no puede seguir regida por la misma gente que nos ha traído a esta situación –que es lo que pretende Rajoy-. España tiene que liquidar cuentas con una casta compuesta fundamentalmente por políticos, periodistas y empresarios cortesanos que nos han colocado en esta situación crítica. Liquidar cuentas con el régimen de El País que se resiste a morir.

Como ejemplo, la felipista Pilar Cernuda declaraba recientemente que los españoles habíamos vivido muy bien y ponía como ejemplo que teníamos 54 aeropuertos mientras loa alemanes tenían 17... Obviando que eso no es más que otra manifestación de la demencia política de estas últimas décadas, que al español de a pie no nos ha mejorado la vida en nada. Más bien al revés. Cernuda es el paradigma de adosado al politiqueo que lleva décadas viviendo de perlas (aún recuerdo cierto programa de entrevistas en TV2, compartido con Julia Navarro, que el felipismo la dio para llenarla los bolsillos).

Se ha ido 2012 dejando tras de sí un verdadero tufo de putrefacción nacional. Las encuestas marcan un deterioro de la monarquía –mascarón de proa del régimen- desconocida hasta ahora. Por su parte, el monarca advierte que la crisis amenaza la seguridad nacional. Y no le falta razón. En este clima, yo no veo a Rajoy preocupado por la creación de empleo sino conteniendo el olor a podrido; no veo su interés en que prevalezca la justicia, sino conchabado con el PSOE en su manipulación en la siniestra figura de Gallardón; le veo indultando canallas, criminales y torturadores; comprensivo con terroristas, asesinos y separatistas; mintiendo y descoyuntando cifras y dando la espalda a un pueblo. Lo pagarán en las urnas tarde o temprano... Pero se lo habrán llevado.