Alain de Benoist
03/02/2005   Lecturas: 12.955

Publio

Es el filósofo francés que ha pasado por TeleMadrid, por los dos últimos programas de Las Noches Blancas, que dirige el escritor Fernando Sánchez Dragó, expulsado, tras la llegada al poder de los socialistas, de su anterior programa en TVE1 Blanco sobre negro.

El programa guarda las mismas cotas de calidad que tenía el anterior, si no es que las supera, y destaca por su diversidad en la temática y la pluralidad en la participación. En estos dos programas, Benoist ha presentado su último libro editado en España por Ediciones Altera, Comunismo y Nazismo: 25 reflexiones sobre el totalitarismo en el siglo XX (1917-1989), a la par que vino a reflexionar sobre cuestiones cotidianas del panorama sociopolítico mundial y europeo, fundamentalmente.

El libro está dedicado como indica su título, al análisis del fenómeno totalitario, tan genuino del siglo XX, protagonizado por el Comunismo y el Nazismo, regímenes tal vez históricos pero cuya identidad continúa despertando encontrados debates. En su ensayo, Benoist compara ambas ideologías sin identificarlas, reflexionando sobre ellas como dos casos concretos dentro de una cierta categoría, dos vertientes del mismo fenómeno. De manera tal que el programa resultó, tanto por la temática como por su autor, de una enorme actualidad ahora que se conmemora la eliminación del campo de concentración nazi en la ciudad polaca de Auschwitz, y de gran relieve cultural, por el elevado perfil intelectual de Benoist y de los contertulios, entre los que yo destacaría –a parte del presentador- a la escritora Lourdes Ortiz, que estuvo, en general, valiente e inquisitiva, al polifacético Marqués de Tamarón (El siglo XX y otras calamidades) y al periodista Javier Ruiz Portella, director de la revista El Manifiesto contra la muerte del espíritu y la tierra.

No faltaron, desde luego, las muestras de irredentismo de nuestra izquierda patria, tanto por parte de Lourdes Ortiz como del otro participante, cuyo nombre no consigo recordar, pero que se ubicaba en el bolchevismo más falsario y paranoide, ya saben: los males del Mundo son culpa de Occidente; la miseria de Africa no tiene nada que ver con sus corruptos regímenes dictatoriales de izquierda sino con los EEUU (nunca de Francia, por supuesto); la derecha española no es como las demás sino que es ultraderecha; una cosa es la partitocracia de las democracias y otra las múltiples i>sensibilidades de izquierda de la calle; la defensa de la alteridad por la izquierda frente a la globalización; y, al cabo, el libro de Benoist lo había financiado la CIA pero no había nadie que financiara un libro equivalente contra Occidente. Cuando quedó claro que el propio Benoist lo escribió varios años atrás, nuestra izquierda quedó como lo que es: un enano gesticulante que se niega a hacer la más mínima cogitación sobre su muy cuestionable trayectoria a lo largo ya, de más de un siglo. Aún así, el programa se mantuvo, insisto, a muy buena altura por parte de todos.

Por contraste, no faltaba a esas horas -aún no roncaba- la España eterna, sino que se hallaba rugiendo en Telecinco, en Crónicas Marcianas, intentado ¿debatir? sobre la impagable ceremonia de los Goya de la noche anterior y la entrega de sus sonados protagonistas al líder sonriente ¡Tremendo espectáculo!