Victoria Abril : Putcheros que causan pucheros
04/07/2005   Lecturas: 13.488

Publio

Me refiero, y el informado lector ya lo habrá adivinado, al primer, y esperemos que último disco de Victoria Abril, Putcheros.

No hace mucho tiempo escuchábamos a un tal Capi declarando en algunos programas televisivos que la popular actriz, a falta de trabajo cinematográfico, había pensado en hacer una grabación que sirviera para relanzar su carrera artística. Le había pedido su ayuda, que él le habría brindado desinteresadamente –incluso su propia vivienda- para, al final, dejar todo abandonado, incluso a él, y marcharse a otra compañía.

No se si Capi miente, pero, al final, la historia parece haber salido muy semejante a lo denunciado por el representante de estrellas. Siendo así, que el disco producido por RCA, tiene como respaldo fundamental el de la imponente cantante brasileña Rosa Passos y, como fin, un homenaje al Bossa Nova.

Cuarenta años de Bossa Nova que, a fuego lento y a ritmos de jazz, flamenco, swing o rap, acompañan la saudade y otros pucheros de mi corazón... Dice en el disco la... ¿cómo llamarla? ... intérprete. Vamos, que el disco lo toca todo: El licenciado Libruno / dicen, de diversos modos / hizo un libro para todos, / no siendo para ninguno.

El disco consiste en una de esas producciones basura de las multinacionales, que tienen por toda idea coger una cara conocida en los medios audiovisuales, Victoria Abril o Tamara Seisdedos, da lo mismo si es conocida por el público; se les rodea de unos medios impresionantes de producción y se convoca a todo tipo de verdaderos profesionales que les arropen en su indigencia; entonces, se les pone a intentar cantar, con mayor o menor suerte, unos temas que, cuanto más populares e identificables son, mejor, y totalmente arreglados, según los ritmos y modas que imperen en el mercado del momento. El resultado es puramente coyuntural y demoledor. Del jazz al rap, pasando por el soul o el flamenco, no hay estilo que aborden y sobreviva: destruyen con seguridad.

En nuestro caso el Bossa Nova, como estilo intimista, que partiría perfectamente de aquella premisa de Mies van der Rohe, Menos es más, puede parecer muy adecuado para alguien con muy poca voz que quiere resolver con suficiencia el problema de dedicarse a algo para lo que no está preparado. La verdad es la contraria: en el minimalismo, cada detalle es esencial; cada unión entre elementos, relevante; cada textura casi estructurante; con muy poco hay que decir el máximo. Eso es precisamente el fuerte de Rossa Passos, de la que Yo-Yo Ma dijera que tenía la voz más cautivadora que había escuchado nunca (y lleva muchos años de escenarios con los mejores músicos del Mundo) y eso es imposible para un aficcionado...

En los dos primeros temas Victoria Abril está más contenida, presenta una voz infantil, evidentemente nasal, muy corta, insuficiente que, con astucia, intenta presentar, sin acierto, como sugerente. Al final su voz suena, como diría un amigo mío, a pilonera. En un karaoke, o una fiesta de amigos subidos de copas... puede hacer gracia, pero aquí, es empezar a sonar el disco y causa rechazo; eso, rechazo. Pero lo peor no ha llegado aún, porque cuando suena Agua de beber comienza realmente el disparate, que sigue en Mais que nada –con un nauseabundo arreglo de saxo barítono- y aumenta aún en un aflamencado Samba de uma nota so. Si, si, ha oido bien, aflamencado pero con una batería de músico de estudio insoportable. ¿Y Bubbles? Escuchen Bubbles, a ver si se puede cantar más pretenciosamente y peor. Cuanto más avanza el disco, deviene más desestructurado y gratuito. Cada tema es peor que el anterior. A partir de Aguas de Marzo el crimen está servido, estamos en el paroxismo, la cima del disparate.

En fin, todo muy malo, de calidad ínfima, propio del marketing de aquí te pillo y aquí te grabo. Al final, lo único claro es lo bien que Victoria Abril habla el francés y lo mal que canta. Si queréis oírlo por curiosidad, no lo compréis y pedid a alguien que lo tenga que os lo deje, os grabáis una copia en un CD Bulk, de esos que valen cuatro pesetas, porque dudo que podáis soportarlo más allá de dos veces. Llamáis a los amigos y os echáis unas risas mientras lo escucháis y, al final, lo usáis de posavasos. Es la única manera que se me ocurre de encontrarle alguna utilidad.

Después, para seguir la fiesta, poned en el lector de CD’s Amorosa de Rosa Passos (ése si que debeis comprarlo) y a disfrutar de la música de verdad.